Los cristianos normalmente no tratan de probar la existencia de Dios a los que no son creyentes al leer un pasaje de la Biblia. Después de todo, los ateos no creen que la Biblia sea de Dios. (Si lo creyeran, no serían ateos). Sin embargo, un pasaje que es apropiado leer a los ateos es el Salmo 19:1-4. Se puede usar estos versos para mostrar a alguien que la Biblia no solamente dice que Dios existe, sino que también presenta un argumento fácil de entender para la existencia de Dios.
Alrededor de 3,000 años atrás el Rey David escribió:
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras.
Lo que Dios nos dijo a través de Su siervo David es que podemos mirar los cielos, examinarlos desde lejos y llegar a la siguiente conclusión correcta: Debe existir un Creador de algo tan grande, hermoso y muy bien diseñado. Los cielos y la Tierra testifican día tras día y noche tras noche que «el que hizo todas las cosas es Dios» (Hebreos 3:4). «No hay lenguaje, ni palabras», pero cualquier persona madura puede entender esta verdad. La gente puede escoger no creer esto, pero la evidencia de los cielos para un Creador ha llegado a «toda la tierra, …hasta el extremo del mundo».
Muestra de subtítulo 3 de artículo
¿Cómo se puede explicar el hecho de que la Tierra esté a la distancia exacta del sol para la existencia de la vida? ¿Cómo llegó a colocarse la luna en el lugar correcto en el espacio para ayudar a controlar el movimiento de los océanos? ¿Por qué el sol, la luna, la Tierra y las estrellas viajan en patrones predecibles? El hecho es que el diseño asombroso del «firmamento [los cielos] anuncia la obra de [las] manos [de Dios]». El número incontable de estrellas en el cielo nocturno testifica en cuanto a la grandeza de Dios. El tamaño enorme declara Su gloria.
«[G]rande es Jehová, y digno de suprema alabanza», ya que «Jehová hizo los cielos» (Salmos 96:4-5).




